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Perros y gatos

El perro de salvamento

Muy pocos imaginan al mirar a su animal de compañía que de su olfato puede depender nuestra supervivencia. Fue a principios del siglo XVIII, cuando los monjes suizos de un hospicio situado en el paso de montaña del Gran Monte St. Bernhard comenzaron a criar perros de extraordinaria nobleza que ayudaban en las tareas de salvamento de viajeros perdidos en la nieve.

Se trataba de la raza San Bernardo y su labor durante la búsqueda y el rescate de montañeros extraviados fue el origen de lo que hoy se conoce como perro de salvamento. Después, durante la Primera Guerra Mundial, los alemanes utilizaron perros para la localización de soldados heridos en las zonas devastadas por las batallas. Igualmente, en la Segunda Guerra Mundial fueron los británicos los que emplearon esta misma técnica para salvar a los suyos de entre las ruinas que había provocado el enfrentamiento bélico.

Categorías compatibles
Esta faceta ha ido desarrollándose y perfeccionándose a través del tiempo gracias al entrenamiento, convirtiendo a nuestro mejor amigo en un valioso instrumento al servicio de la sociedad fuera de casa. Y es que al margen de su rol de mascota, el perro es un animal cuyos impulsos pueden ser aprovechados, fomentados y atenuados para conseguir determinadas conductas.

Sin embargo, el hecho de que un ejemplar participe de lleno en la búsqueda de personas tras una catástrofe, no significa que su emotividad se anule y no podamos seguir disfrutando de su alegría dentro del hogar, ya que se trata de categorías absolutamente compatibles. Así lo entienden los profesionales que se dedican a actividades de rescate canino y que encuentran en su colaborador un complemento indispensable para buscar vida bajo el escombro, además de un excelente compañero para el día a día. El vínculo existente entre un perro y su guía es indiscutiblemente férreo.

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