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Perros y gatos

Carácter y cuidados del Maine Coon

Utilizado durante años como excelente cazador de ratones, a su fiereza natural hay que añadir un carácter especialmente cariñoso y una increíble capacidad de adaptación a cualquier ambiente. Su serenidad contrasta con el instinto cazador que le ha otorgado la naturaleza. No sólo es tranquilo y afectuoso, también puede convivir sin problemas con niños.

Su gruesa capa de pelo determina ciertos cuidados: necesita peinado y cepillado constante. El espeso manto no significa que el gato no pueda resistir temperaturas extremas, más bien al contrario, suele soportar muy bien los lugares cálidos, aunque esté mejor adaptado al frío. Otra recomendación para cuidar bien a esta raza de gato es suministrarle quincenalmente un preparado de malta o parafina. Como tienen un manto tan espeso, necesitan este tipo de producto para purgar su estómago cuando tragan pelo al peinarse y lavarse ellos mismos. Conviene pedir consejo al veterinario acerca de este asunto.

A los cinco meses, la hembra de Maine Coon suele tener ya el primer celo, aunque la madurez sexual no llega hasta el séptimo mes de vida y su capacidad para procrear llega a raíz del año y medio. Respecto a los machos, los Maine Coon deben cruzarse a partir de que éstos cumplan un año.

Como curiosidad, decir que algunos ejemplares de este gato también hacen honor a su nombre (coon, mapache), no sólo por su aspecto similar, sino porque usan sus patas para comer y beber agua, de un modo muy simpático.

Además, no son ruidosos y sus maullidos no son especialmente estridentes. Por tanto, el Maine se convierte en un felino ideal como animal de compañía: es fácil educarlo, es fiel y, además, muy cariñoso.

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